Es inusual ver que esos dos fenómenos meteorológicos ocurran al mismo tiempo en un mismo lugar. Y fotografiarlos es a menudo una tarea extremadamente difícil. Los rayos y el arcoíris pueden ocurrir simultáneamente, pero las condiciones climáticas deben ser perfectas, y para capturarlo con la cámara, hay que estar allí, mirando en la dirección correcta en el momento exacto.
El arcoíris
Los arcoíris son solo ilusiones ópticas. Son el producto de la percepción y no existen físicamente. Y hablando de cosas que no son lo que parecen ser, hablemos de la luz del sol. Mucha gente tiende a pensar que la estrella más cercana es amarilla o anaranjada, pero si la viéramos desde el espacio exterior (por encima de las distorsiones atmosféricas de la Tierra), apreciaríamos que la luz producida por nuestro sol en realidad se ve blanca.
La luz blanca es una mezcla de todos los diferentes colores en el espectro de luz visible. Cada uno de los colores viaja en su propia longitud de onda.
Independientemente del color, la trayectoria de un haz de luz puede cambiar una vez que encuentra un nuevo medio. Este fenómeno se produce por refracción cuando los rayos solares atraviesan gotas de agua que se encuentran suspendidas en la atmósfera.
Los arcoíris solo son visibles para nosotros cuando grandes cantidades de gotas de agua llenan el aire. Pero esto es sólo un elemento en la lista. Para poder verlos, debemos estar de espaldas al sol. Pero si esa gran bola de plasma está oculta por las nubes, no podremos presenciarlo. Para que aparezca un arcoíris, el cielo alrededor del sol debe estar despejado.
Los rayos
A diferencia del arcoíris, los rayos sí son algo que puede tocarse. Aunque no es algo que querríamos hacer: la parálisis, el paro cardíaco y la muerte prematura son algunas de las muchas cosas terribles que les han sucedido a quienes han estado en contacto con ellos.
La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el tipo de rayo que se ve entre el fondo de una nube de tormenta y el suelo. Pero un relámpago también puede formarse dentro de una sola nube, o conectar horizontalmente dos de ellas.
En todos los casos, los rayos son creados por cargas opuestas. Los cristales de hielo, las gotas de agua y las partículas de polvo flotante son los tres ingredientes principales de las nubes de tormenta. A través de un mecanismo, estos pequeños cuerpos adquieren cargas positivas y negativas. Las partículas cargadas positivamente se mueven hacia la parte superior de la nube, mientras que aquellas con cargas negativas se congregan alrededor de la parte inferior.
Toda esa negatividad en la parte inferior de la nube tiene el efecto de dar al terreno debajo de ella una carga positiva. Las copas de los árboles, los edificios y las personas que se encuentran debajo de una de estas nubes también se cargan positivamente.
Los rayos son una respuesta a estos desequilibrios, igualando brevemente las partes cargadas de la atmósfera que se habían polarizado.
Cuando los dos fenómenos se juntan
La capacidad para percibir rayos no depende de la iluminación o de dónde estés mirando. Pero, nuevamente, los arcoíris solo son visibles desde un punto de vista particular y cuando la iluminación es favorable.
Es por esto que estos dos fenómenos son compañeros poco frecuentes. McCown, un cazador de tormentas, escribió en Twitter que había estado tratando de documentar a los dos juntos durante siete años antes de que llegara la oportunidad perfecta. Cuando pulsó el obturador de su cámara, se encontraba de pie de espaldas al sol, el cielo alrededor de la estrella estaba despejado y las nubes de tormenta polarizadas todavía se avecinaban por delante de él.
This evening just before sunset, I finally got the shot I’ve been trying to get for years. pic.twitter.com/JFJG4vlAb3
— Greg McCown (@Gregtucson) 9 de agosto de 2015
Y aunque es bastante extraño, hay quienes de vez en cuando, como McCown superan las probabilidades y tienen una cámara en la mano cuando un rayo baila alrededor del arcoíris.
Fuente: How Stuff Works